AMERICA LATINA en la GUERRA FRIA
América Latina en la Guerra Fría
Entre 1960 y el fin del siglo XX,
América Latina ocupó un lugar destacado en las noticias mundiales. En el marco
de la Guerra Fría, en pleno bloque capitalista, triunfó una revolución
socialista en Cuba; la crisis de los misiles puso al mundo al borde de una
guerra nuclear. Un nuevo modelo de socialismo se intentó por la vida democrática
en Chile; pero también fueron tiempos de dictaduras y guerras civiles, con
intervención norteamericana. Así como la
Guerra Fría, las dictaduras también llegaron a su fin y la idea de democracia
empezó a imperar en la región. América Latina seguía siendo dependiente y el
continente con mayor desigualdad en todo el mundo…
AMÉRICA LATINA: LA ÉPOCA DE LAS DICTADURAS MILITAR
Después de 1961, tras el fracaso de la operación de Kennedy contra la Cuba castrista, Estados Unidos optó por establecer alianzas permanentes con los militares latinoamericanos, a los que proporcionaba armas y apoyo. Se organizaron cursos para ellos en las escuelas militares del norte, y sobre todo en la conocida como School of the Americas, en que se formaban jefes militares y de policía para los países del sur. El cambio más importante fue, sin embargo, la creación de grupos paramilitares de contra insurgencia que podían actuar sin ninguna limitación formal. En algunos casos se partió de una alianza con grupos ya existentes, como los paramilitares de Colombia, que habían nacido al servicio de los terratenientes, pero que iban a ser usados por Washington en la guerra contra la izquierda. En otros, como en América Central, estos grupos fueron creados por la colaboración de los ejércitos locales con instructores norteamericanos (...) complejo era el caso de los grandes países del sur, con partidos de izquierda importantes y unos sindicatos poderosos. Países en que, como se demostró en Chile, la izquierda podía llegar al poder a través de unas elecciones democráticas. Para hacer frente a estas amenazas se necesitaban dictaduras militares que contasen con un amplio apoyo económico de Estados Unidos, con el fin de que pudieran presentarse como alternativas de modernización.
Historiador español Josep
Fontana en “El siglo de la Revolución”
El Uruguay
–comparado con América Latina- había tenido continuidad constitucional durante
el siglo XX hasta 1973, solo dos interrupciones democráticas previas. Esta
nueva dictadura iniciada en 1973 tuvo características similares a las
anteriores porque supuso la violación de la Constitución, persecución, exilio y
prisión de opositores. Pero, a la vez,
fue diferente;
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por
su duración (1973 a 1984);
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por
el carácter cívico-militar;
-
por
el terrorismo de Estado;
-
por
la fundamentación ideológica al adherir a la Doctrina de la Seguridad Nacional
impulsada por EEUU en toda América Latina;
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por
pretender establecer un nuevo orden en el cual la jerarquía militar controlaría
al poder político y
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por
la vinculación con las otras dictaduras de la región (plan cóndor).
PLAN CONDOR
“La primera fase del sistema de coordinación (“Plan Cóndor”) establecido en
Santiago consistía en centralizar la información sobre movimientos
guerrilleros, grupos de izquierda, sindicalistas, religiosos, políticos
liberales y otros enemigos reales o supuestos de los gobiernos involucrados (…)
La segunda fase consistía en identificar y atacar a estos enemigos políticos a
nivel regional; el grueso de las acciones de la operación Cóndor corresponde a
esta etapa. La tercera fase apuntaba a encontrar y eliminar
personas en otros países de América y Europa y a establecer lazos con
organizaciones de extrema derecha”. V. Markarian en “La dictadura Cívico-Militar, Uruguay 1973-1985
TERRORISMO DE ESTADO:
“…la desaparición forzada de personas en el Uruguay se remonta tempranamente a 1971 y 1973 –antes del golpe- aunque es bajo la dictadura que dicho método se incorpora definitivamente como práctica sistemática de las fuerzas de seguridad del Estado. De 172 personas detenidas desaparecidas, 145 desaparecen entre 1975 y 1978. El fenómeno de la desaparición forzada de personas y el carácter grupal o colectivo que asumió el mismo, sin dudas (…) inaugura la etapa de abierto terrorismo de Estado en Uruguay (...) la categorización en ciudadanías de tipo A, B y C de cerca de 300.000 uruguayos, la expansión de las formas de vigilancia policial y militar a los más variado ámbitos de la sociedad uruguaya: enseñanza, cines, teatros, libros, conferencias, carnaval, juegos deportivos, iglesias, denuncias de particulares, movimiento de personas extranjeras, determinan la tendencia al Estado total, un ejercicio del poder estatal que se expande a todos los ámbitos de la vida humana, incluso sobre los cuerpos y las formas de conciencia.
Esa tendencia totalitaria de la dictadura uruguaya o de abierto terrorismo de Estado se institucionaliza definitivamente las formas clandestinas del Estado uruguayo y las formas no convencionales de la guerra interna transformada en “guerra sucia”. Se trata de una especie de doble faz, una publica y otra clandestina, que configuran un único aparato estatal, el Estado terrorista”. Álvaro Rico en “La dictadura Cívico-Militar, Uruguay 1973-1985
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